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Entrevista a Andrés Samudio, director de AD (1988)

  • 9 de julio de 2019

Parece que por fin las aventuras conversacionales comienzan a ser centro de atención de un gran número de usuarios en nuestro país.

Hasta el momento, todo este interés se centraba principalmente en los arcades y videoaventuras, pero parece que, una vez que determinadas compañías de software se decidieron a impulsar este importante campo del software de entretenimiento —que, por qué no decirlo, coincidió con un decisivo apoyo por parte de esta revista—, los usuarios han comenzado a darse cuenta del enorme interés y atractivo que poseen este tipo de juegos.

Bien es cierto que hasta este momento la situación no le era del todo favorable a las aventuras, ya que la práctica totalidad de éstas estaban realizados en inglés y, salvo alguno que otra traducción al castellano y algún tímido intento por parte de ciertas componías de software españolas, el usuario estaba obligado a armarse de paciencia y buscar la ayuda de un buen diccionario, herramienta hasta hace poco indispensable para todo aventurero.

Pero los hechos demuestran que esta situación está comenzando a cambiar radicalmente. Y una de las mejores pruebas de ello es el nacimiento de una nueva compañía de software, AD, que bajo el patrocinio de Dinamic y Dro Soft, irrumpirá en breve en el mercado con un único objetivo: surtir al usuario de aventuras de un elevado nivel de calidad.

Uno de los mayores artífices de este cambio es, sin duda, Andrés R. Samudio, quien o sus múltiples facetas de escritor, médico, mago y espeleólogo, acaba de sumar la de director de uno compañía de software de aventuras: AD.

Por esta razón, no quisimos perder lo oportunidad de charlar con él para que nos comentara cómo ha surgido esta idea y cuáles son sus proyectos más cercanos.

MH.—¿Cuáles han sido los orígenes de esta compañía?

AS.—Lo compañía ha surgido a raíz de una idea inicial de Dinamic de realizar una serie de aventuras conversacionales, proyecto en el que yo también estaba implicado, pero finalmente se ha decidido crear una compañía completamente independiente: programadores y grafistas propios, personal propio, oficinas propias, etc., si bien Dinamic y Dro se han comprometido a comercializarnos y distribuirnos un determinado número de aventuras al año. Pero repito, AD será totalmente independiente. De hecho, los primeros accionistas de la compañía son los propios programadores, de tal forma que al intervenir todos directamente en el proyecto pondremos una gran ilusión en ello y no se escatimarán esfuerzos para conseguir que la aventura ocupe un lugar importante dentro del mundo del software.

MH.—¿Qué equipo componéis actualmente AD?

AS.—Por el momento, tres programadores y dos grafistas, aunque éstos son, lo que podemos decir, lo plantilla fija de la compañía. Con esto quiero decir que contaremos con la ayuda de programadores independientes o «freelands», como por ejemplo, Nicolás Lecuona, autor de «Megacorp», quienes nos facilitarán gráficos, pantallas de presentación, ideas para aventuras o, incluso, ilustraciones para las carátulas. En fin, que tenemos las puertas abiertas para todo el que quiero colaborar con nosotros.

MH.—¿Cuáles van a ser vuestros primeros lanzamientos?

AS.—Pues, prácticamente ya, saldrán a la venta una versión en castellano de «La Aventura Original», «La Diosa de Cozumel», ambas realizadas por mi, y «Los Pájaros de Bankok», una idea original de Dinamic que está basado en un libro de Vázquez Montalbán. Estos programas saldrán para todos los formatos, incluidos Atari y Amiga.

A un plazo más largo estamos trabajando en «En busca del Arpa Perdida», segunda porte de «La Guerra de las Vajillas», que es una idea que hemos tomado también del trabajo que llevaba realizado Dinamic, pero que vamos a mejorar notablemente, tanto a nivel de gráficos como de argumento. También estamos preparando una parodia de Don Quijote, en lo que vamos a convertir a este personaje en un hippye americano y a Sancho en un colega montado en uno Vespa.

En fin, esperamos que resulte muy divertida.

MH.—¿Tenéis pensado dedicaros sólo a las aventuras, o pensáis realizar otro tipo de juegos?

AS.—Lo concepción de AD no es exactamente la de una cosa de software, sino más bien está orientado al entretenimiento en general. De hecho, tenemos previsto editar juegos educativos u otro tipo de programas de utilidades, como puede ser una versión en castellano del «P.A.W.», que como sabéis, es un parser para crear aventuras y que esperamos esté o la venta muy pronto. Además, nuestra intención es la de no lanzar las aventuras tan sólo con la cinta o el disco del programa, sino que éstos vayan acompañadas de libros, ilustraciones y más elementos que le den un mayor atractivo. Sin embargo, si tu pregunta iba encaminada a saber si vamos a hacer arcades o cosas por el estilo, te puedo asegurar que no.

MH.—En otro orden de cosas, ¿crees que el momento es lo suficientemente propicio para el mercado de aventuras como para que pueda subsistir una compañía dedicado casi íntegramente a ellos?

AS,—Creo que sí, que ya hay mucha gente interesada en el tema. Y de hecho, estoy convencido de que MICROHOBBY, a través de sus secciones de El mundo de la aventura y El viejo archivero, ha contribuido mucho o ello. Incluso actualmente existen ya muchos clubes de aventureros, por lo que existen unos usuarios maduros que esperan se editen más programas para ellos. Quizás el mercado no podría absorber un número muy elevado de aventuras al año, pero creo que ha llegado el momento de crear una compañía como AD.

MH.—Por último. ¿Cómo ves el nivel de calidad de los aventuras realizadas hasta el momento en España?

AS.—La verdad es que no lo veo demasiado brillante. Se han hecho buenos programas de cara al usuario medio español, pero no creo que haya ninguno que alcance un nivel lo suficientemente alto como para interesar a los aficionados británicos que, sin duda, son los más entendidos en el tema. Éste es otro de nuestros objetivos: ganarnos el mercado inglés. Sabemos que es difícil, pero vamos o tratar de hacer todo lo posible para que nuestras aventuras estén a la altura de las mejores.