Si no recuerdo mal fue Ocean con «Decathlon» la compañía que, allá a finales del año 1984, utilizó por vez primera la imagen de un personaje popular para dar soporte a un videojuego; en este caso se trataba de Daley Thompson, el campeón olímpico.
El éxito comercial de aquella operación, revolucionó totalmente el mercado de los juegos de ordenador. Ya no se trataba de hacer un buen programa: se trataba, además, de conseguir una imagen popular que lo avalara. De los personajes se pasó a las películas, a las series de T.V., a las máquinas recreativas, a los cómics y, últimamente, hasta a los artistas discográficos como Michael Jackson que apadrinará su «Moonwalker» como videojuego.
Si ojeamos las listas de superventas inglesas, vemos que los Robocop, Rambo, Operation Wolf, After Burner, Batman, etc... etc..., copan los primeros puestos.
Esta situación pone en clara desventaja a las compañías productoras Españolas que, aunque hacen sus tímidos pinitos con la contratación de Emilio Butragueño, Aspar. Perico Delgado o Petrovic, no pueden competir internacionalmente con titulan conocidos, a nivel mundial, como el Robocop de turno.
Por si esto fuera poco, el mercado español, que es la primera fuente de ingresos para nuestras compañías, está en estos momentos totalmente «descolgado» del mercado mundial, donde los ordenadores de 16 bits (ST y Amiga) son los dominantes.
Esto provoca otro gran problema, pues al estar nuestro país todavía anclado en los 8 bits, las compañías españolas se encuentran ante una difícil alternativa:
- Desarrollar sus juegos en 16 bits con el consecuente coste de programación, imposible de rentabilizar en España y con escasas posibilidades de éxito fuera de nuestras fronteras (por los cada vez más importantes condicionamientos de imagen anteriormente expuestos).
- Mantener su actual desarrollo en 8 bits, con lo que aunque las ventas en nuestro país estén garantizadas, se encontrarán cada ver más lejos del mercado internacional.
A pesar de todo lo comentado, creo sinceramente que esta situación es momentánea y que cara al próximo año, nuestro mercado asistirá a la explosión de ventas de ordenadores de 16 bits igualándonos así al resto del mundo. A partir de allí, nuestros programadores tendrán que compensar, con calidad y originalidad, la falta de poder adquisitivo que conseguir una imagen popular a nivel internacional requiere.
Mientras tanto... , Qué duro lo tenemos!
