Battle Command - ZX Spectrum de Ocean Software (1991)

Encajar el programa Battle Command en una tipología de simulación, no sería correcto, pero emplazarlo dentro de los límites del arcade supondría adoptar nuevas técnicas de las que ese género ha huido hasta ahora, como de la peste.

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Ficha de Battle Command
Análisis de Battle Command
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Ficha de Battle Command

Videojuego: Battle Command

Sistema: ZX Spectrum 128K

Ocean Software

Programadores: Realtime Games Software Ltd (Stephen Hey, Bryan Redman, Jonathan Dunn)

Año: 1991

Análisis de Battle Command

A Ocean, como a nosotros, no le ha quedado más remedio que recrear un nuevo género: el simulador-arcade, en el cual se reúne lo mejor de cada casa.

Programado por el equipo que realizó el mítico Carrier Command, este nuevo Battle Command nos pone a los mandos de un singular tanque de asalto sumido en plena campaña bélica.

Armado con la última hornada tecnológica de cuyas hazañas y poderes sabremos en las primeras pantallas. Mauler había sido introducido en mitad del campo enemigo para llevar a cabo un total de 15 misiones diferentes.

SOLO, como un joystick sin Spectrum al que agarrarse, debes pilotar el vehículo de acuerdo a unas coordenadas establecidas según el del objetivo.

Sea como sea, la única característica común es el elevado número de fuerzas enemigos que circulan por la zona.

La estructura de las misiones intenta no perder el olfato de la simulación.

El proceso de selección y participación en el objetivo cumple por tanto las normas básicas establecidas. Texto y mapas acompañan el despliegue informativo con el que te agasajan al principio, y un status breve nos dice cómo vamos de fuerza, de ánimo, de técnica. de moral... y qué es lo que tenemos que hacer.

Pasada la pantalla de selección de armamento, muy variado y pesado,entramos en la batalla.

Ocean se ha inventado para la ocasión uno especie de técnica freescape de gráficos sólidos y perspectivas auténticamente tridimensionales, con la peculiaridad de que todos los elementos, excepto los propios al terreno, gozan de un movimiento excepcional.

A través de la pequeña ventana exterior a la lucha, somos testigos protagonistas de un maravilloso escenario 3D de características absolutamente reales.

Respetando la fisonomía de cada terreno, los gráficos nos sumergen en espectaculares montañas, ríos, abismos y monstruosos enemigos de facción guerrera y espíritu combativo. Un suavísimo movimiento guía todos los pasos.

En este sentido hay varios detalles que contribuyen de forma especial a aumentar el grado de realismo. A lo largo de la partida podremos obtener información del mapa del Alto Estado Mayor, que nos indica nuestra posición, y la del objetivo (los enemigos aparecen en el radar), alternar lo visión de la parte de delante con la de detrás, introducirnos en modo de conducción nocturna con unos rayos infrarrojos de alto poder visual, saber exactamente si el número de impactos que nos han regalado es preocupante para la salud de nuestro tanque, o aumentar hasta en 8 veces la lente de focalizacián que examina los objetivos, es decir, utilizar los prismáticos con los que hemos sido equipados.

Aunque la espectacularidad y esfuerzos gráficos no dejen de sorprendernos, como el movimiento o el sonidillo de fondo, y por un momento nos hayamos creído inmersos en un auténtico motonaves, lo cierto es que pronto se dejan caer las primeras complicaciones.

El guión habla del cumplimiento de ciertas misiones, del uso de estrategia, de la búsqueda de rumbos y de la filosofía de lo simulación, en suma. Lo que ocurre es que para acometer con algunas garantías la aventura, debemos salir airosos de combates en plan arcade, disparar, destrozar y eliminar.

Sea como fuere, lo que está bien claro es que el programa de Ocean ni es convencional, ni conformista, sino que busca la actualidad a través de la mezcla controvertida de varios estilos, marcando, por tanto, una nueva forma de hacer juegos, gráficos, movimientos y ambientes.