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Paco Martín | Entrevista | Fernando Martín & Mike Gunner | (1989)

Paco Martín | Entrevista | Fernando Martín & Mike Gunner | (1989)

  • 20 de febrero de 2016

Ficha Personal

Nombre: Francisco Martín

Edad: 29 años

Programas favoritos: A mí de siempre me ha gustado programar, no jugar, pero si tengo que elegir uno, aunque repito: no me gusta jugar, sería el “Tank” y otro, no recuerdo su nombre, parecido a “Jet Man”. En general juegos sencillos.

Máquinas favoritas: El Commodore Amiga es el mejor ordenador para juegos, como el Atari, porque no tienen el problema de la segmentación. También me gusta el Macintosh.

Programas realizados: Un Break-Out, Elecciones Generales, Fernando Martín, Mike Gunner, pequeños juegos y rutinas, muchas rutinas.

Aficiones: Programar. Bueno, también me gusta el cine, la electrónica. Pero, vamos, lo mío es una afición pagada.

« Yo programo por intuición muchas veces», debe ser ese tipo de intuición que dan las tablas, el haber pasado por muchas empresas. Paco es un tipo campechano. no le cuesta hablar. La verdad es que habla por los codos. Es, decididamente, un programador atípico.
—Paco, ¿cómo te metiste en el lío de la informática?

—No, ojo, ojo, jamás me hables de la informática, lo que hacemos nosotros no es informática, sino juegos para ordenador o, si acaso, programación para ocio; no informática a nivel de gestión. El mundo de los juegos es un concepto nuevo, reciente, que está orientado al ocio, con su parte de pequeño arte.

Hecha ya la contundente aclaración. Paco Martín se remonta a sus primeros escarceos con el bendito ZX81, «una cosita, un juguete, es como decir nada, casi una calculadora», un aparato en el que jugar era «una "A" asesina que se acercaba y la "Z" que disparaba». A él le sirve para descubrir la programación, los juegos, pero en seguida se le queda pequeño. El Spectrum viene después, y con él su primer juego serio, un Break-Out. «Cuando comenté que había realizado un Break-Out me dijeron: "¿Qué? Pero si eso se regala con el Spectrum.»

Casi por casualidad entra en Indescomp —la actual Amstrad— como miembro del departamento técnico, traduciendo juegos e interviniendo en algún que otro proyecto, como «El pícaro diablo», un juego que no llegó a salir al mercado, y de esta primera compañía pasa a Hobby-Press. Aquí comienza lo que Paco denomina «una etapa relajada en la que me encomendaron el espacio MicroHobby Cassette, donde yo tenía que meter un juego sencillo cada mes. Luego salió un proceso más ambicioso: "Elecciones Generales", que consistía en formar varios partidos y conseguir ganar las elecciones con el tuyo. No sé, eran juegos que me dejaban un poco indiferente».

Fue buscando mejores perspectivas profesionales como entra a formar parte del equipo de Dinamic Software y Paco se dedica principalmente a realizar conversiones de juegos. «Luego vino "Fernando Martín". Este era un juego con una visión, digamos, panorámica del campo de baloncesto y en el que se tienen en cuenta diferentes parámetros para la puntuación: la moral, el valor, las personales...» Y sigue en Dinamic ocupado en elaborar rutinas de uso interno —«casi ha sido el hilo de mi vida, la mayor parte de las veces he estado haciendo rutinas de todo tipo»—. y algunos juegos completos como «Mike Gunner», el último trabajo creado para esta empresa.

Ahora Paco programa en un PC en Topo Soft, donde está ocupado en un proyecto ambicioso del que prefiere no comentar nada, ya se sabe cómo están las cosas en este resbaladizo terreno de las primicias.

—¿Alguna vez has pensado en dedicarte a otra cosa que no sean juegos?

—Me atrae la idea de meterme en inteligencia artificial, por curiosidad, y luego también algo de animación por ordenador. Por supuesto, en la informática, y toco madera, procuraré no meterme nunca.

Y por la informática, esa actividad tan desagradablemente práctica — «es lógico, no le vas a vender a un banco un programa en el que mientras está metiendo datos tiene que matar marcianos. o uno en el que la "A" se le escapa corriendo» —, la conversación deriva hacia el futuro, porque a Paco, la verdad, el futuro le interesa mucho, y lo mira con una curiosidad infantil, en el sentido más profesional de la palabra.