La revista Amstrad Ocio publicó una ficha dedicada al programador Manolo Orcera, retrocedemos en el tiempo hasta abril de 1989.
Nombre: Manuel Orcera (Manolo Orcera)
Compañía: EMICSA
Edad: 26
Programas favoritos: Los básicos tipos marcianitos o asteroides, uno de los juegos más grandes, tanto me gustó que me hice uno parecido para mí, el Clown.
Máquinas favoritas: Los microprocesadores y dentro de ellos el 68.000, no hay nada mejor que eun 68.000 a 200 megas, excepto un 68.000 a 300 megas.
Programas creados: De los que se acuerda: Combate, Clown y juegos bullet, El Cid.
Aficiones: Electrónica y aeromodelismo, actividad en la que ha conseguido el título de campeón de España.
Cuando yo empecé no había nada... no había ni programas. Programador de la
Generación ZX81, pertinaz sindicalista informático -programadores del mundo ¡uníos!-,
Manolo Orcera es uno de esos programadores independientes que empezaron a jugar con un K
de memoria RAM y tres páginas de fotocopias.
Ahora, instalado en EMICSA, compañía dedicada a la informática profesional que fundó Bernabé Sotés, echa un vistazo a su primera etapa como creador de juegos y mueve la cabeza con cierto escepticismo; no todo fue de color rosa. Combate es su primer programa, un juego que él define como un ajedrez marcianero en tres dimensiones y que ni llegó a salir al a luz en España, aunque curiosamente existe uno de las mismas características en el mercado importado de Norteamérica, misterios de la vida -dice Manolo-, porque ese juego se fue a Estados Unidos para que lo viera una compañía yanqui y ahora ha venido uno exactamente igual, pero con el escenario un poco más ampliado.
Después de Combate, y siempre en calidad de programador autónomo, Manolo realiza algunos trabajos que vende a Compulógical, Microbyte y Dro Soft. Fue después de un viaje a Londres cuando nos dimos cuenta de que lo que se rentabilizaban eran, o los superjuegos, que representaban un año de trabajo y una elaboración en equipo, o los juegos tipo bullet, complicados pero con unos gráficos sencillos que hacías en dos días.
Durante un tiempo se dedica a realizar precisamente estos juegos bullet comercializados a través de Dro para España e Inglaterra y de ahí pasa a dirigir el equipo técnico de la compañía. Es entonces cuando crea El Cid, un trabajo en tres dimensiones con el que Manolo trata de medir su capacidad, saber si puedes hacer lo mismo que los demás o si puedes hacer más, entonces, una vez que lo has hecho, deja de tener interés.
Hasta ese momento Manolo había sido exclusivamente un programador de juegos, en un juego está absolutamente todo, nunca he hecho programas no lúdicos, porque me parecían trozos de programas de videojuegos, pero la idea de hacer algo distinto, cosas más complicadas, le llevço hacia una actividad distinta, el tratamiento de gráficos. Sin embargo, a Manolo nunca le ha convencido la idea de trabajar para terceros, todo el esfuerzo que desarrollar en un programa solamente lo agradeces tú y el cliente final, no una empresa intermedia, así que se embarca junto con Bernabé, su socio, en la programación de bancos de pruebas para motores a reacción, es decir, EMICSA. Esta parece ser la última, pero sólo por ahora, porque quién sabe si le veremos en las próximas elecciones generales representando a un sindicato de programadores independientes que reivindique sus derechos laborales, un sindicato que termine con ese todos contra todos que es el mundo de la programación.