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SINCLAIR - AMSTRAD, una nueva relación comercial · 1986

  • 15 de mayo de 2017

La controvertida situación económica que Sinclair Research venía arrastrando en los últimos meses, ha tocado fondo de una manera definitiva. El resultado: la fragmentación en varias compañías diferentes y la compra, por parte de Amstrad, de todas las actividades relativas a la comercialización y distribución de sus ordenadores personales.

Esta radical reestructuración, por otra parte esperada, ha dado como resultado la creación de varias áreas de trabajos dentro de Sinclair, pero perfectamente diferenciadas unas de otras. Estas han sido las siguientes: desarrollo en investigación en el campo de los microordenadores, tecnologías de alta escala de integración en semiconductores y desarrollo de productos innovadores en el campo de las telecomunicaciones.

Esta cesión de derechos a Amstrad se refiere, únicamente, a la fabricación y comercialización de sus microordenadores, pero no a la propia realización y diseño de los mismos. De esta forma, Sinclair continuará desarrollando nuevos modelos, entre los que se incluyen los proyectos actuales del ordenador portátil Pandora, basado en un sistema de pantalla plana integrada, el megacomputer Enigma y otras posibles creaciones a más largo plazo.

Según palabras del propio sir Clive Sinclair, «estamos estructurando una nueva organización con el fin de imprimir una mayor flexibilidad y potencia a nuestros productos e investigaciones. Cada negocio satélite será capaz de atraer por sí mismo a una buena cantidad de inversores e investigadores. Del mismo modo tenemos pensad» continuar creando equipos de trabajo en cualquier área tecnológica...».

Al hacerse cargo Amstrad, a través de su director gerente Alan Sugar, de la comercialización de los ordenadores Sinclair, lo que ha supuesto un desembolso de cinco millones de libras (unos mil millones de pesetas), ha quedado asegurado en cierta manera la continuidad de la difusión de dichos productos en el mercado, en contra de lo que en un principio se podría pensar de que esta drástica medida supondría ta progresiva e imparable desaparición definitiva de la empresa.

Este suceso ha sido acogido en Gran Bretaña con verdadero optimismo, y tamo los ambientes comerciales como profesionales han visto con muy buenos ojos el hecho de que un excelente comerciante y hombre de negocios como Alan Sugar se haya hecho cargo de los derechos mundiales de los productos de Sinclair.

Confiamos firmemente en que esta medida contribuirá a mejorar aún más el ya mítico nombre de Sinclair y que esta acción garantizará una fructífera colaboración entre ambas firmas, que verán finalizada de una vez por todas su histórica competencia.