En la mañana del pasado domingo 2 de marzo 1986, los habituales vendedores de software pirata del Rastro madrileño se llevaron una desagradable sorpresa. En el momento álgido de las ventas y cuando se las prometían más felices, miembros del grupo 7.° de la Brigada Regional de la Policía Judicial procedieron pacíficamente a incautarles el «género» clandestino.
La magnitud de la operación puede apreciarse con facilidad si tenemos en cuenta que se intervinieron algo más de 11.000 programas, con un valor en el mercado de más de 22 millones de pesetas, lo que supone casi la quinta parte del total de las ventas legales de todo el año.
Los 28 detenidos fueron puestos a disposición Judicial, y más larde en libertad. ANEXO, Asociación Española de Empresas Fabricantes de Soportes Lógicos, manifestó su intención de querellarse con cada uno de ellos por apropiación ilícita de los derechos de autor de estos programas, así como en lo referido a Propiedad Industrial de marcas, logotipos, anagramas y títulos.
Por otra parte, estos vendedores clandestinos, no tienen ningún tipo de permiso, ni licencia fiscal, ni cotizan a la Hacienda Pública, por lo que pueden ser procesados por fraude Fiscal.
